Por Carme Romero Duran (Maestra y mediadora)
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Introducción

En un Centro de Enseñanza Primaria (alumnos de 6 a 12 años) de Olot se inició el curso 1998 -1999 una experiencia sobre Resolución Pacífica de Conflictos. Podríamos decir que la experiencia tiene un inicio un tanto curioso o tal vez  atípico.

El centro de enseñanza  sin saber de la existencia de la mediación ni de la mediación escolar, hace una demanda a Acord s.c., Servicio de Mediación y Gestión de Conflictos de Olot con la intención  y el interés de poder encontrar soluciones a los conflictos de su centro.

En un primer período, los maestros, no querían oír hablar  de teorías ni filosofías de la mediación. Su petición era la demanda de actuaciones muy concretas que se pudieran llevar  inmediatamente a la práctica y sobretodo que dieran resultados positivos con referencia a los conflictos que se vivían en sus aulas.

El primer reto que surge y  seguramente el más difícil, es el ir encajando la demanda recibida en un marco de mediación, pero sin hablar explícitamente de mediación.

Era evidente que les actividades que se presentasen debían  tener unos resultados palpables, en referencia a bajar el nivel de situaciones violentas de los alumnos, y así, los maestros quisiesen continuar con el trabajo.

Primeros contactos con la escuela

El primer contacto con  la escuela fue en  diciembre de 1998 cuando la dirección del centro se pone en contacto telefónico con nuestro servicio  (a partir de un folleto informativo del mismo que había llegado a la escuela) por un tema muy  puntual que, a grandes  rasgos, podríamos resumir así:

– Actuaciones violentas, tanto verbales como físicas, por una parte del alumnado.

La primera reunión se realiza con la directora del centro. A primera vista, no se veía relación entre la demanda que hace dirección y la oferta de solución que se aporta desde el campo de la mediación.

La dirección de la escuela prefiere ser ella la que transmita la oferta de la mediación que le  presentamos, a todo el claustro de profesores (17 profesionales). Dejamos en el centro un documento con los conceptos básicos que he explicado en relación a la mediación, para evitar posibles errores de interpretación en el momento de transmitir la información que hemos dado. Dicho documento ya lo llevabamos preparado.

De esta  reunión  informativa, surgen del claustro cuatro  maestros de dos grupos clase diferentes que quieren trabajar con los conflictos de sus aulas.

Dirección da su conformidad para llevar adelante el trabajo.

La siguiente reunión es realiza con los cuatro maestros interesados, la directora y la mediadora.

Se intenta hablar de mediación, pero rápidamente se observa que están demasiado preocupados por los conflictos con sus alumnos y no tienen ni tiempo ni motivación para dedicar atención a la mediación.

Entendí que había que  atender las demandas de los maestros desde sus perspectivas, con  actuaciones muy prácticas y concretas, que funcionaran, en el sentido de crear espacios donde se dieran relaciones más pacíficas y orientarlas paso a paso hacia la mediación.

Nos damos cuenta que hay que ser pacientes y actuar con realismo. No pretendemos hacer grandes montajes, sino actividades pensadas para que encajen el máximo posible con  las experiencias vividas diariamente dentro del aula.

Todos los  pasos de las actividades que se proponen son muy  importantes. Con  cada actividad  nos proponemos  transmitir unos valores y actitudes, que el alumno experimente, vivencie, interiorice los conceptos, tanto a nivel personal como grupal. Lo más importante, en aquellos momentos, era que la persona, que el alumno, asimile y  reflexione sobre temas relacionados con  el conocimiento del otro, con  la relación entre las personas, con la escucha, la cooperación, el respeto, el saber defender sus ideas…). Más importante que la cantidad de contenidos a transmitir es la cualidad y  la autenticidad con la que se traten los temas.

Los maestros pedían  asesoramiento y ayuda para que el nivel de violencia bajase tan rápido como fuese posible.

Después de realizar algunas reuniones con  los maestros y escuchar lo que realmente  pasaba y les preocupaba, en enero de 1999  se empieza a  trabajar en dos aulas: una con 23 niños y niñas entre 8 y 9 años y otra con 22 pre-adolescentes entre 11 y 12 años. Son 4 los maestros que se implican en este trabajo y  los que llevan a sus respectivas aulas la parte práctica del proyecto.

Proyecto de Resolución pacífica de conflictos

Se diseña un proyecto de trabajo  titulado: Resolución pacífica de conflictos. Este es consensuado y aceptado por los maestros implicados

Puntos que se tuvieron  en cuenta  para realizar el proyecto:

    * Marcar claramente unos objetivos, estos  han de ser realizables y aceptables.
    * Conocer  la realidad del ambiente. El método que se utiliza es el de la «cebolla», de la que vamos quitando capas para conocer con más profundidad.
    * Recoger el «saber» ya existente en  la escuela, honrar a las personas y al colectivo. Los maestros ya tienen un bagaje en el área que pretendemos trabajar y nos pueden proporcionar puntos para reflexionar.
    * El proyecto tiene que estar muy cerca de la realidad en la que queremos intervenir. No tiene que ser un programa utópico.
    * Es conveniente saber si con  anterioridad, en el centro, se ha realizado algún trabajo en esta línea. Si fuese así tal vez  pueda servirnos  para  iniciar nuestro proyecto. Tener cuidado de no destruir todo lo realizado hasta el momento.

    * Con todo  el material recogido se elabora el proyecto que será presentado a los profesores pertinentes dejando las puertas abiertas a la colaboración.

Objetivos:

   1. Bajar el grado de tensión de unos alumnos concretos.
   2. Posibilitar que los  alumnos experimenten situaciones relacionadas con conflictos (principalmente a partir de la realización de juegos y ejercicios que proponemos)
   3. Reflexionar sobre el conflicto y diversos aspectos relacionales.
   4. Que los alumnos disfruten realizando las actividades  propuestas.

Organización del trabajo:

Se realizan  reuniones entre la mediadora y  los maestros con una periodicidad quincenal y  una duración aproximada de una hora y treinta minutos.

Se hace una reunión para cada grupo clase y se realiza en el aula de profesores. En este espacio se evalúa el trabajo que el maestro y los alumnos han realizado en clase y se presentan nuevas pautas de actuación para las proximas semanas. Las nuevas propuestas aportadas por el mediador, es conveniente que sean discutidas y consensuadas por los   maestros antes de llevarlas a la práctica.

El trabajo se organiza a cinco niveles:

    1. Organizar espacios individuales para realizar el seguimiento de los alumnos más difíciles.

    Este espacio de actuación se presenta como una actividad voluntaria y dirigida a todo el grupo clase.

    Será un espacio donde el adulto ayude a estos alumnos a expresar, analizar y reflexionar sobre diferentes cosas que les hayan pasado o algún tema que les preocupe. Un lugar de atención  individual donde se hablará de lo que ha pasado durante la semana, donde los alumnos puedan explicar sus sentimientos, miedos y deseos.

    Es necesario crear una estructura que de cabida a este trabajo.

    Hay que concretar lugar, días y  horas para poder realizar este trabajo.

    La duración aproximada de cada sesión puede ser entre 15 y 20 minutos.

    Se dan, por escrito,  unas orientaciones actitudinales  al adulto que le sirvan de guía para realizar este trabajo con el alumno y que se utilizaran en el desarrollo de la sesión.

    Se le facilita al adulto  una ficha  resumen-seguimento para llevar un registro de las sesiones individuales

     2. Organizar un trabajo a nivel del grupo clase.

    El conocimiento de habilidades sociales básicas es necesario para manejar el conflicto de manera más pacífica.

    Aquí se trabajará a partir de juegos y ejercicios que presenten situaciones extraídas de vivencias del alumnos. A partir de aquí iremos fomentando actitudes que favorezcan  una visión positiva del conflicto, que se llegue a entender el conflicto como una oportunidad para aprender.

    Las habilidades a las que nos referimos son básicamente:
– escuchar a los compañeros,
– crear un clima de aprecio,
– tener una postura positiva hacia los demás,
– hablar desde nuestras necesidades,
– aumentar la autoestima,
– advertir que los conflictos se pueden encontrar  en  cualquier sitio,
– motivar que cada uno sea capaz de encontrar soluciones a sus conflictos y que les den respuestas creativas.

    Hay que crear  una estructura que contemple espacios  que permitan trabajar estos temas, y también una periodicidad y  tiempo de dedicación; el adulto es, en este caso, el animador del juego o ejercicio.
    Las actividades se realizan  en la clase de ética, de lenguaje, de plástica o de comedor.

    3. Recogida, por parte de los maestros, de los conflictos más frecuentes y significativos

    Con estas observaciones se pretende recoger, en unas fichas, los conflictos más frecuentes y significativos de la clase y a partir de aquí  buscar diferentes patrones de actuación. También servirán para  trabajar a nivel de aula en la adaptación de diferentes juegos o ejercicios.

    4. Reuniones de profesores que atienden una misma aula para hablar de temas conflictivos y  su abordaje.

    Es importante que los maestros busquen un espacio y un tiempo de dedicación y determinar una periodicidad. En estos encuentros los profesores de aula deberían hablar de:
– los alumnos que les preocupan,
– las posibles actuaciones conflictivas,
– pensar en posibles abordajes,
-repartir tareas determinar como se realizaran  las actividades que se proponen, etc.

    Al inicio del curso escolar cuando planificamos horarios, es un buen momento para pensar en la creación de este espacio.

    5. Organizar espacios individuales para hacer el seguimiento de alumnos excesivamente pasivos.

    Este  podría ser el caso de los llamados conflictos ocultos o invisibles, a los que no se acostumbra dedicar demasiada  atención, pero que son también situaciones problematicas porque causan problema y sufrimiento en determinados alumnos, y requieren una atención.

    Normalmente son alumnos callados, aparentemente no problemáticos, no causan interferencias en clase, que se relacionan poco con el resto de compañeros y donde los objetivos de maduración social quedan estancados.

Evaluación realizada por los maestros a final del curso 98-99 de esta experiencia (resumen):
– Los maestros dicen: ha bajado la agresividad y  ha mejorado la relación entre los compañeros. El clima de clase ha cambiado mucho, hay más compañerismo. Tanto en el grupo clase como individualmente ha habido un clarísimo cambio de actitud.
– Este trabajo tendría que realizarse a nivel de todo el centro, comedor y con otros maestros.
– Reconozco que es un cambio fuerte  para los mismos maestros, es un trabajo nuevo, una tarea lenta que no puede hacerse de un día para  otro.
– Los alumnos han manifestado mucho  interés por este  trabajo, han participado mucho. Los juegos han ayudado a reflexionar mucho y los alumnos se han dado cuenta de que  hay  otra manera de actuar y  muchas maneras de resolver un mismo conflicto.
– En primaria se puede trabajar muy bien el tema del conflicto. Se tendría que empezar en preescolar, es un hábito que tiene que aprenderse, todos los maestros de la escuela tendrían que implicarse  o, como mínimo, todos los que atienden un mismo grupo de alumnos. Es importante  hablar con  los padres de los  conflictos con sus hijos.
– Las sesiones individuales con los alumnos, han sido muy  positivas, va perfecto el trato individual con  el alumno o en  pequeño grupo. Es necesario continuar.
– Pensamos  que este trabajo no es una tarea añadida, alguna cosa tenemos que hacer cuando nos encontramos con conflictos y esta que nos has presentado es muy válida.  Actuando de esta forma podemos solucionar problemas que antes se arrastraban mucho tiempo. Los alumnos están más atentos a las materias instrumentales que hacemos en clase y rinden más.
– Estamos muy satisfechos y  contentos de la experiencia realizada, hemos aprendido muchas cosas, estamos tan entusiasmados que nos da pena que se acabe el curso.
– Continúan surgiendo conflictos en clase, pero ahora se desvanecen con más facilidad, antes podían durar días y ahora con 10 o 20 minutos ya pierden fuerza e importancia y dejan de existir. Creo que la actitud del maestro ante los conflictos que surgen en clase es muy importante e influyente.
– Gran parte de este trabajo se ha realizado durante la clase de ética, ya que el contenido se adapta perfectamente.
– Necesitamos estructuras que permitan este trabajo; y contemplarlo a principio de curso cuando se hacen horarios.
– Una de las mejoras interesantes seria conseguir financiación para continuar el asesoramiento sobre mediación escolar y resolución pacífica de conflictos, ya que a todo el claustro le gustaría trabajar el tema en sus aula el próximo curso 1999-2000.

Durante los cursos 99-00 y 00-01 esta experiencia ha continuado desarrollandose. En estos momentos se esta implementado en todos los grupos-aula de educación infantil (3-5 años) y ciclo inical (6-7 años). En próximos cursos esperamos poder introducir la mediación en los grupos de ciclo medio ( 8-10 años) y ciclo superior (11-12 años) llegando asi a todos los alumnos de educación primaria.

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